¿CUAL ES EL ORIGEN CULTURAL DE LA SOCIEDAD VENEZOLANA? |
La
transculturación y asimilación, condicionó para llegar a la cultura venezolana
actual, similar en muchos aspectos al resto de América Latina, pero el medio
natural hace que haya diferencias importantes. La influencia indígena se limita
al vocabulario de algunas palabras y la gastronomía. La influencia africana del
mismo modo, además de la música como el tambor. La influencia española fue más
importante y en particular de las regiones de Andalucía y Extremadura, que eran
la mayoría de colonos en la zona del Caribe de la época colonial. Ejemplos
culturales de ellos, se pueden mencionar las edificaciones, parte de la música,
la religión católica y el idioma. Una influencia evidente española son las
corridas de toros y parte de la gastronomía.
Venezuela también se enriqueció por otras corrientes culturales de origen
antillano y europeo en el siglo XIX, en especial de procedencia francesa.
En etapa más
reciente en las grandes ciudades y las regiones petrolíferas irrumpieron
manifestaciones culturales de origen estadounidense y de la nueva inmigración de
origen español, italiano y portugués. Aumentando el ya complejo mosaico
cultural. Así por ejemplo de Estados Unidos llega la influencia del gusto del
deporte de béisbol, del cine, el arte y las construcciones arquitectónicas
actuales.
LOS INDÍGENAS |
Son un grupo
minoritario que en 2001 representaba el 2.2% de la población total del país, con
un total de 1.511.329 personas étnicas de acuerdo con el Censo de 2001 de
Venezuela, del cual sólo los ubicados en las regiones más aisladas y remotas el
país mantienen su cultura intacta, los indígenas en contacto con el hombre
blanco y mestizo de ciudad, poseen una cierta asimilación, poniendo en peligro
de desaparecer su cultura, gracias a las influencias recibidas constantemente de
otros países vecinos, lo cual provoca un transculturización en la cultura actual
de nuestro país, y sólo como se decía anteriormente un pequeño grupo de
indígenas muy alejados de la ciudad son capaces de mantener en pie sus
costumbres y su cultura en general.
PUEBLOS INDÍGENAS DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA |
Un
pueblo indígena es un grupo humano diferenciado, que habita en espacio
geográfico, posee características culturales propias y una historia común.
En nuestro país, al igual que el resto del continente americano, habitan diversos pueblos indígenas, los cuales son descendientes de todos aquellas comunidades que poblaron originariamente el continente americano y constituyen un factor fundamental de nuestra identidad. La existencia de los pueblos indígenas en nuestro país antecede a la llegada de los primeros europeos y por ende, a la formación de estados nacionales.
En nuestro país, al igual que el resto del continente americano, habitan diversos pueblos indígenas, los cuales son descendientes de todos aquellas comunidades que poblaron originariamente el continente americano y constituyen un factor fundamental de nuestra identidad. La existencia de los pueblos indígenas en nuestro país antecede a la llegada de los primeros europeos y por ende, a la formación de estados nacionales.
Cuando llegaron los europeos al territorio que hoy es Venezuela, había una gran
heterogeneidad de pueblos indígenas, pero ante la invasión, conquista y
colonización, y a pesar de que defendieron sus tierras y sus vidas, muchas de
estas poblaciones desaparecieron, a causa del exterminio, la esclavitud, por las
guerras desencadenadas, por epidemias y enfermedades y por asimilación a la
población global. Sin embargo, otras sobrevivieron hasta el día de hoy,
manteniendo sus formas de organización, costumbres y tradiciones e idiomas
propios.
La población indígena venezolana en la actualidad, alcanza alrededor de 183.000 habitantes (CENSO 2001), todos agrupados en 28 grupos étnicos, los cuales están divididos en 3 familias lingüísticas:
La población indígena venezolana en la actualidad, alcanza alrededor de 183.000 habitantes (CENSO 2001), todos agrupados en 28 grupos étnicos, los cuales están divididos en 3 familias lingüísticas:
ARAWACK O ARAUACA |
En Venezuela, las
lenguas “Arawak” o “Arahuac”, son las más numerosas, entre ellas se encuentran:
el “wayuu (guajiro) y el “añú” (paraujano) en el Estado Zulia; el “lokonó” o
“arawako”, en el Estado Delta Amacuro; el “tsaage” o “piapoko”, el “kurrin”, el
“baniva”, el “yavitero”, el “wakena” o “guarekena” y el “baré”, en el Estado
Amazonas.
CARIBE |
Entre las lenguas
“Caribes” se encuentran: el “yukpa” (yucpa) y “japrería”, en el estado Zulia; el
“kariña”, en los Estados Anzoátegui, Bolívar, Monagas y Sucre; el “pemón”, en el
Estado Bolívar; el “mapoyo” y el “yekuana”, en los estados Bolívar y Amazonas;
el “yabarana”, en el Estado Amazonas. También están el “maquiritare”, el
“acahuayo” y el “chaima”.
CHIBCHA |
Está representada
por el pueblo “barí”, en el Estado Zulia y la etnia los “tunebo” quienes
ocasionalmente aparecen en la frontera colombo-venezolana.
Por otra parte, en Venezuela abundan las lenguas indígenas independientes, tales como: el “warao”, el “sape” y “arutaní”, el “sanemá”, el “yanomami”, el “jivi” o “guajivo”, el “jiwi” o “cuiba”, el “piaroa”, el “puinave”, el “maco” (parecido al piaroa), el “sáliva”, y el “pume” o “yaruro”.
Por otra parte, en Venezuela abundan las lenguas indígenas independientes, tales como: el “warao”, el “sape” y “arutaní”, el “sanemá”, el “yanomami”, el “jivi” o “guajivo”, el “jiwi” o “cuiba”, el “piaroa”, el “puinave”, el “maco” (parecido al piaroa), el “sáliva”, y el “pume” o “yaruro”.
No se debe excluir la llamada “Zona en Reclamación” ya que, también, existen otras etnias pertenecientes a la familia “Arawak” como el “wapishana, y la familia “Caribe” como el “akawayo”, el “patámona”, el “makushí”, el “kariña” y el “waiwai”.
AFROS VENEZOLANOS |
Este grupo se concentra en la región de Barlovento, en el estado Miranda y la
costa del estado Vargas, poseen parte de la cultura de sus ancestros, los afros
descendientes del resto del país están totalmente asimilados, perdida totalmente
su antigua cultura y desarrollando la de los mestizos.
AFRO DESCENDIENTES Y REFORMA CONSTITUCIONAL |
El presente
artículo apareció en la edición 32 de la revista A Plena Voz
El proceso de
Reforma a la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela será una
prueba de fuego para reconocer a las comunidades afro descendientes como
elementos esenciales de nuestra diversidad cultural en concordancia con la
Convención Contra la Discriminación Racial (ONU) y la Convención Sobre al
Diversidad Cultural de la UNESCO, ambas ratificadas recientemente por nuestro
país, teniendo rango Constitucional de acuerdo al artículo 23 de nuestra
Constitución vigente.
Veremos quiénes
de los diputados y diputadas así como de la sociedad venezolana en general,
aceptarán estas sugerencias, lo cual dará una lectura de la comprensión de lo
plural y multiétnico en el transitar de estos ocho años de proceso bolivariano
venezolano. Así sabremos si son racistas solapados, hipócritas o abiertamente
discriminadores.
RECONOCIMIENTO HISTÓRICO:
DEL PASADO AL PRESENTE
|
La contribución
política, social, económica, intelectual, moral, cultural y espiritual de los
africanos y las africanas y sus descendientes, a la formación socio histórica de
la hoy República Bolivariana de Venezuela, ha sido una constante que no ha
cesado de fluir como un manantial de agua fresca, calmando la sed en las grandes
batallas de nuestro proceso de vida como nación.
HISTORIA AFRICANA EN TIERRA CRIOLLA
|
Las primeras
rebeliones contra cualquier forma de dominación y coloniaje, la dieron nuestros
ancestros africanos y africanas en alianzas históricas con nuestros aborígenes.
La rebelión del Rey Miguel (año 1552) en las Minas de Buría, continuando con
Juan Andrés López del Rosario (quien desarticuló el monopolio de la compañía
Guipuzcoana en 1732), seguido de los movimientos cimarrones y cimarronas
encabezado por Guillermo Rivas en los valles de Barlovento (1771), así como la
gesta independentista de José Leonardo Chirino, quien levantó la primera bandera
libertaria, de color morado, en la Sierra de Falcón en 1795, ha dejado una
estela de luz para la inspiración de las luchas en Venezuela.
Todos ellos y
ellas, y muchos más, sirvieron de punto de referencia para sumarse a las luchas
de la Guerra de Independencia bajo al dirección de Simón Bolívar. Sin embargo,
al elaborarse la primera Constitución de la República de Venezuela, las y los
afro descendientes continuaron sometidos a la bestial esclavitud y, por
supuesto, no fueron considerados ciudadanos ni ciudadanas, manteniéndolos
siempre excluidos. En 1854, el gobierno de José Gregorio Monagas decreta la
abolición de la esclavitud, sin garantizar los derechos plenos de ciudadanía a
miles de esclavizados y esclavizadas, quienes prácticamente continuaron en
situación de neoesclavitud, incorporándose posteriormente a la Guerra Federal
que condujera el general «de hombres y mujeres libres», Ezequiel Zamora. Al ser
traicionado este movimiento, las y los afrodescendientes continuaron en
condición de marginamiento y al mismo tiempo subvirtiendo el orden establecido.
¿Cual es el Contexto Cultural en la Venezuela de Antes y la Actual?.
El proceso evolutivo de la cultura venezolana contemporánea deriva de las raíces
prehispánicas, hispánicas y africanas, consolidadas en los siglos coloniales. La
especificidad cultural se ha logrado con un intenso proceso de transculturación
y mestizaje. A un contrastado legado cultural de diversas etnias indígenas con
su arte rupestre, cestería, alfarería y una rica tradición oral (en especial en
las regiones andinas, en las áreas montañosas del litoral, las sabanas del Llano
y las selvas amazónicas) se sumó el extraordinario aporte lingüístico,
arquitectónico, de artes decorativas, pintura, orfebrería y mobiliario de los
conquistadores y colonizadores españoles, originarios en su mayoría de
Andalucía, Castilla y Extremadura. Ello se matizó con contribuciones
significativas en música, artes pictóricas y sentido de lo mágico de viejas
culturas africanas. También se enriqueció por otras corrientes culturales de
origen antillano y europeo en el siglo XIX, en especial de procedencia francesa.
Una discreta arquitectura de origen hispánico puede ser contemplada en los
restos de las fortificaciones y cascos antiguos en La Guaira, Puerto Cabello,
Cumaná, Maracaibo o Araya. De especial importancia es el conjunto de admirables
casonas coloniales en la ciudad de Coro y las sedes de la Compañía Guipuzcoana
en La Guaira y Puerto Cabello. Hay, asimismo, destacados templos antiguos en La
Asunción y en Coro, con manifestaciones dieciochescas en los templos de Píritu,
Guanare, Calabozo y otras ciudades. Son interesantes los restos de haciendas
coloniales en la península de Paraguaná y en los valles de Aragua y Andes. Del
siglo XIX se conservan haciendas con grandes patios para secar café y cacao,
tanto en los estados andinos como en el noreste del país. Modestas
manifestaciones de arquitectura urbana decimonónica se pueden contemplar en
Caracas, Macuto, Maracaibo, Barquisimeto y otros núcleos urbanos. En las
regiones petrolíferas de Venezuela irrumpieron manifestaciones culturales de
origen estadounidense y de la nueva inmigración de origen español, italiano y
portugués. La combinación de altos ingresos económicos y los fuertes lazos con
el exterior incentivaron el desenvolvimiento de una arquitectura moderna de alta
calidad, alcanzándose las mayores expresiones en la Ciudad Universitaria, en el
Centro Simón Bolívar, en el complejo cultural Teresa Carreño, en el Parque
Central y en diversas torres espectaculares que expresaron la bonanza petrolera,
en especial en el centro y este de Caracas. Una contribución característica
venezolana a la leyenda popular es el llanero o ganadero de las sabanas del
llano. El baile nacional, el joropo, y sus respectivos instrumentos populares,
tales como el cuatro, el arpa y las maracas, se asocian a los modos de vida del
llanero; igualmente, en el litoral central la influencia africana se refleja en
los bailes acompañados de tambor y otros instrumentos de origen africano.
¿CUALES SON LAS CARACTERÍSTICAS DE LA SOCIEDAD VENEZOLANA? |
La Cultura de
Venezuela es una mezcla de tres culturas distintas, la indígena, la africana y
la española. Las dos primeras a su vez tenían culturas diferenciadas según las
tribus.
La
transculturación y asimilación, condicionó para llegar a la cultura venezolana
actual, similar en muchos aspectos al resto de América Latina, pero el medio
natural hace que haya diferencias importantes. La influencia indígena se limita
al vocabulario de algunas palabras y la gastronomía. La influencia africana del
mismo modo, además de la música como el tambor. La influencia española fue más
importante y en particular de las regiones de Andalucía y Extremadura, que eran
la mayoría de colonos en la zona del Caribe de la época colonial. Ejemplos
culturales de ellos, se pueden mencionar las edificaciones, parte de la música,
la religión católica y el idioma. Una influencia evidente española son las
corridas de toros y parte de la gastronomía.
Venezuela también
se enriqueció por otras corrientes culturales de origen antillano y europeo en
el siglo XIX, en especial de procedencia francesa.
En etapa más
reciente en las grandes ciudades y las regiones petrolíferas irrumpieron
manifestaciones culturales de origen estadounidense y de la nueva inmigración de
origen español, italiano y portugués. Aumentando el ya complejo mosaico
cultural. Así por ejemplo de Estados Unidos llega la influencia del gusto del
deporte de béisbol, del cine, el arte y las construcciones arquitectónicas
actuales.
La minúscula clase rica y la clase media alta, esencialmente blancas, como
muchos intelectuales y periodistas, veían con pavor la perspectiva de ver subir
en la escala social a la gente de color, cobriza o negra, que aquí, como en toda
América Latina, ocupa los lugares inferiores de la sociedad. Habría que
compartir privilegios. Así llegó la situación del 11 de abril. Una confrontación
de clase contra clase. Por un lado el Presidente Chávez, apoyado por una parte
mayoritaria del pueblo común; por el otro una alianza neoconservadora: la
burguesía que ocupaba las calles del barrio rico con cacerolas, apoyada por la
patronal; los medios de comunicación (prensa, radio y televisión), ferozmente
hostiles, mintiendo descomunalmente, inventando rumores y calumnias, falseando
las evidencias; y la aristocracia obrera movilizados por la CTV, el sindicato
considerado como el más corrupto de América Latina.
CARACTERISTICA DE LA SOCIEDAD VENEZOLANA DURANTE LOS PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XXI? |
No hay combate político sin ideas. El que frunza la nariz porque alguien se
dedique a pensar es un necio. La pelea en el terreno de las ideas es tan
importante como el enfrentamiento de la cotidianeidad oprobiosa que nos atosiga.
Ambas batallas hay que darlas en simultáneo, sin tregua en ninguna de las dos,
sin pausa para perder el tiempo. Nadie puede decir que, en lo personal, no hago
ambas tareas.
Tenemos enfrente una oferta de “socialismo del siglo XXI” y hay que producir una
respuesta que he considerado no puede ser otra que “la democracia del siglo XXI”.
Al respecto hemos creado “La sociedad de las ideas”, sin junta directiva, como
un intercambio horizontal de pensamiento político, para analizar las fallas que
la democracia ha presentado y presenta, para incluso modificar conceptos, para
tratar de darle vuelo a un sistema que es el único posible.
Para quienes se burlen del pensamiento recordemos los ejemplos de los “think tanks” norteamericanos, con numerosas fundaciones y miles de millones de dólares gastados en la producción de ideas. Ellos son norteamericanos y lo hacen a su manera, pero allí está en Francia “La república de las ideas”, dirigida por el profesor Rosanvallons, que dirige este instituto en la universidad de Grenoble y a donde van los intelectuales franceses a analizar temas como los que hemos propuesto, con influencia y oídos atentos en las élites dirigentes y en el común de los interesados en los asuntos públicos.
Para quienes se burlen del pensamiento recordemos los ejemplos de los “think tanks” norteamericanos, con numerosas fundaciones y miles de millones de dólares gastados en la producción de ideas. Ellos son norteamericanos y lo hacen a su manera, pero allí está en Francia “La república de las ideas”, dirigida por el profesor Rosanvallons, que dirige este instituto en la universidad de Grenoble y a donde van los intelectuales franceses a analizar temas como los que hemos propuesto, con influencia y oídos atentos en las élites dirigentes y en el común de los interesados en los asuntos públicos.
Hemos estado pensando sobre “el socialismo del siglo XXI” y llegado a
conclusiones que van desde el pensamiento político cubano del siglo XIX marcado
por el “destino manifiesto”, desde el pensamiento jacobino pasando por la
“filosofía del resentimiento” del sociólogo francés Pierre Bourdieu con su
"teoría de la violencia simbólica" hasta los viejos moldes vistos en el siglo
**, sumados los elementos populistas y militaristas propios de América Latina.
Si no sabemos lo que enfrentamos no sabremos como combatir. Por supuesto que
nadie ha venido a asistirnos como a las fundaciones norteamericanas ni nadie nos
ha dado cobijo como lo tiene “La república de las ideas” de Francia. Es así,
vivimos en Venezuela, un país donde pensar es una tontería y un acto banal.
Hemos deliberado, claro está, sobre “la democracia del siglo XXI”, y hemos llegado a algunas conclusiones. La primera, obviamente, es que no se puede seguir hablando de democracia pensando que es un sistema donde se vota o donde hay representatividad o participación. A la democracia tenemos que hincarle los dientes, revisar todo y ahora mismo estamos sobre el concepto de política. Indispensable entrar en él porque en este país la gente dice estar “harta de política” cuando en verdad lo que está es harta de falta de política. Política no es la actividad que realizan los políticos. Política es participar en la actividad social. Es necesario terminar con la desnaturalización del concepto mismo, la creencia generalizada de una particularización “profesional”. Ejemplos: La medicina la ejercen los médicos, la ingeniería los ingenieros, la política los políticos. Toda acción sobre la vida pública o, dicho de otra manera, sobre los intereses colectivos, es una acción política. Otra cosa distinta es lo que podríamos denominar “actividad política” (proselitismo, búsqueda del poder, etc.) que es propia de los políticos.
Hemos deliberado, claro está, sobre “la democracia del siglo XXI”, y hemos llegado a algunas conclusiones. La primera, obviamente, es que no se puede seguir hablando de democracia pensando que es un sistema donde se vota o donde hay representatividad o participación. A la democracia tenemos que hincarle los dientes, revisar todo y ahora mismo estamos sobre el concepto de política. Indispensable entrar en él porque en este país la gente dice estar “harta de política” cuando en verdad lo que está es harta de falta de política. Política no es la actividad que realizan los políticos. Política es participar en la actividad social. Es necesario terminar con la desnaturalización del concepto mismo, la creencia generalizada de una particularización “profesional”. Ejemplos: La medicina la ejercen los médicos, la ingeniería los ingenieros, la política los políticos. Toda acción sobre la vida pública o, dicho de otra manera, sobre los intereses colectivos, es una acción política. Otra cosa distinta es lo que podríamos denominar “actividad política” (proselitismo, búsqueda del poder, etc.) que es propia de los políticos.
La sociedad venezolana ha olvidado que es la democracia. Con su rechazo a un
pasado al que no quiere regresar, está incurriendo en un error garrafal de
percusión, con la excepción de valores claves como libertad y limpieza
electoral, y es aquí donde se justifica plenamente el planteamiento de
conceptuar la democracia. Lo que no se renueva perece; lo que ante los ojos de
la gente es ya conocido, con sus virtudes y vicios, carece de la atracción de la
novedad. Hay que conceptuar para la demostración práctica de una democracia sin
adjetivos, sólo ubicada en un contexto de tiempo: siglo XXI, con todo lo que
ello implica.
La sociedad venezolana está atomizada por muchas causas: desvío y confusión por
la profusión de “aprendices de brujo” que pululan en los medios radioeléctricos,
la conversión de los encuestadores en analistas con las consecuentes
barrabasadas, la determinación de los medios de “escoger” cuidadosamente quienes
asisten a sus programas de entrevistas, los negociantes que se dirigen a
sobrevivir en el actual régimen. La sociedad venezolana ha perdido la capacidad
de reacción, está sentada frente al televisor esperando que la pantalla le diga
como debe comportarse. Consecuencia: la sociedad venezolana está imposibilitada
de generar dirigentes. La sanación del cuerpo social implica un largo proceso
que debe partir de la inserción en la cotidianeidad.
Sin entrar a discutir si terminó la era de los partidos y su sustitución por
cortes transversales de gente que encuentra elementos de lucha común y objetivos
compartidos (tema que está incluido en el segundo punto de la discusión),
podemos percibir que estamos en un momento que bien puede definirse como
“limbo”: los partidos están minusválidos pero los grupos emergentes (denominados
tribus urbanas por los sociólogos) no terminan de conformarse. No obstante, el
gobierno prevé la materialización de la nueva forma de organización social
legislando para controlar las ONG. La ausencia de política (la verdadera
enfermedad que nos atosiga) es la causa directa del fatalismo actual de la
población venezolana. Se releva que no hay nadie que encarne los “intereses
generales”. La política está ausente, es necesario bajarla de la ausencia y
sembrarla en lo cotidiano, única posibilidad de que reencontremos lo social.
En eso andamos en “La sociedad de las ideas”. Diagnosticando la oferta del
adversario y tratando de preparar la propia. El que se quiera sumar bienvenido
será: la única condición es saber pensar.
LA SOCIEDAD VENEZOLANA PARA 1830
LAS CLASES SOCIALES: Surgen de acuerdo a la posición que ocupan los
individuos respecto a la estructura económica entre España y Venezuela. La
influencia que España ha tenido en las mismas situaciones que en este
territorio, han sido dominantes, por los hechos y las situaciones e influencia
que ellos creían predominantes. La característica esencial en la sociedad
venezolana, son los elitescos: ósea, son sociedades que desde la conquista de
nuestro territorio, por los españoles, han creado dependencia con respecto a sus
propios intereses. Pues, la sociedad se dividía y estaba de acuerdo con su raza.
Eran mercaderes, capitalistas que vinieron a conquistarnos. A nosotros, Indios y
sumisos. Y nos hicieron pasar por penas y penurias. Porque para entonces la
sociedad se dividía en razas, o en su color de piel. Así, nacimos nosotros; pero
porque ellos se mezclaron; se nacimos así:
Blancos Criollos: Eran los hijos de Españoles con Venezolanos, porque
nacían aquí; eran los descendientes de los conquistadores, poseían la riqueza
agrícola y ganadera, eran dueños de la tierra y los títulos de nobleza y se
mostraron muy activos en la vida comercial y financiera.
Pardos o Mestizos:
Constituyen los grupos de blancos, indios y negros. Eran el grupo más numeroso
de la población, y carecían de derechos políticos. Cumplían funciones de
artesanos, comerciantes menores, pulperos y asalariados.
Indios:
Prestaban servicios personales a misioneros y encomenderos, un alto porcentaje
de esta población vivían en las selvas.
Negros: Constituían el sector más bajo de la pirámide social. Los
esclavos trabajaban en las haciendas, como peones o arrendatarios y los
cimarrones eran aquellos que se escapaban del dominio de sus amos y formaban
fiestas y parrandas.
Se estableció una nueva estratificación social basada en la propiedad, como
consecuencia de la Guerra de Independencia, y especialmente de la Guerra
Federal, que sembró aspiraciones de igualdad en la conciencia social del pueblo
venezolano. Las clases sociales dependían de las características económicas, del
tipo de vida, del nivel de educación y del éxito político y militar. Fueron:
Terratenientes:
Eran los propietarios de grandes extensiones de tierras rurales.
Grandes comerciantes: Controlaban la importación y la exportación, y
prestaban dinero a altos intereses.
Profesionales y altos funcionarios públicos: Cobraban los honorarios por
servicios prestados, al igual que los artesanos que trabajaban en forma
independiente.
Artesanos:
Correspondían a las personas que trabajaban con poca intervención de maquinaria
para la producción de objetos operativos de uso doméstico a base de barro.
Pequeños comerciantes y transportistas: Los pequeños comerciantes se
entienden como aquellos dueños de pulperías y tiendas y vendían las mercancías
directamente a los pobladores, y los transportistas era aquellas personas cuyos
ingresos dependían de las ganancias que les dejara llevar a las personas ó
mercancías de un lugar a otro.
Campesinos:
Formaba la mayoría de la población Venezolana trabajaban en condiciones de
servidumbre como aparceros medianeros .arrendatarios o peones jornaleros en las
tierras de los latifundistas.
EDUCACIÓN COMO MECANISMO DE INCLUSIÓN EN VENEZUELA
Sin duda
alguna. Muchas veces el problema de niños en la escuela, el famoso fracaso
escolar, se debe a un fracaso tanto de la escuela y de la familia, ese fracaso
se deduce en muchas ocasiones en que no pueden acceder a los mecanismos
necesarios para llevar una vida digna (desempleo, viviendas precarias etc).
Es necesario reeducar a esta gente, y una de las mejores armas con las que contamos es la educación, ya que a través de la educación podemos cambiar a las personas, asesorarles y mostrarle posibles salidas a su situación.
Es necesario reeducar a esta gente, y una de las mejores armas con las que contamos es la educación, ya que a través de la educación podemos cambiar a las personas, asesorarles y mostrarle posibles salidas a su situación.
Todo país
debe poner lo máximo de interés en la educación, dé su pueblo, con ella se
alcanza todo lo que aspira un ser humano, su libertad en todo sentido y sin ella
se hunde en la ignorancia, y le impide su progreso para sí y para su familia. el
saber no ocupa lugar. así que no dejéis de aprender nunca.
La educación
es un mecanismo indispensable para la inclusión social, es a través de el que
los jóvenes pueden formarse y tener la posibilidad de insertarse en la sociedad
a través de un empleo o profesión, es por eso que la educación debe ser libre y
gratuita para que todos los sectores sociales puedan acceder a ella. Un niño que
no tiene la posibilidad de educarse es un niño excluido de la sociedad,
marginado y eso es una injusticia. Por supuesto que ahí no acaban los problemas,
la educación además de libre y gratuita debe tener el mismo nivel de excelencia
que la privada, porque si no estamos nuevamente frente a una falta de equidad en
cuanto a las oportunidades que tienen los niveles altos de la sociedad y los
pobres. Educarse es un DERECHO que toda persona debe tener y es un DEBER del
estado proporcionar los medios para que este derecho pueda hacerse efectivo.
EDUCACIÓN, VALORES Y COHESIÓN SOCIAL |
La nueva etapa del proceso de mundialización está caracterizada por una
creciente interacción entre los procesos económicos, sociales, políticos,
culturales y ambientales de índole mundial y los de índole nacional o regional;
por cambios en la percepción del espacio y del tiempo, consecuencia de la
revolución de las comunicaciones y de la información (particularmente por su
grado de penetración y su instantaneidad); por una tensión entre lo global y lo
local, entre lo homogéneo y lo heterogéneo; por la emergencia de una cultura de
la virtualidad; por la acción y reacción de las identidades, a través de la
puesta en marcha de una pluralidad de movimientos de auto-definición con base
religiosa, nacional, territorial, étnica y de género; y por fuertes tensiones
entre la dinámica y el desarrollo de las dimensiones económica y tecnológica
frente a las dimensiones política, jurídica, cultural, ambiental y de género.
Al finalizar la década de los 90, más allá de los avances sectoriales, nos
encontramos con sociedades más pobres y desiguales. Esta situación se agrava si
tenemos en cuenta que en los últimos años se desataron procesos recesivos que
colocaron a las sociedades periféricas, valga el ejemplo de América Latina, en
situaciones de fragilidad mayor y que en el campo político se reflejaron en el
debilitamiento de las bases de legitimidad.
Esta serie de cambios está dejando sus huellas en la dinámica social y política
y ha favorecido un aumento de las desigualdades, tanto a nivel global como en el
interior de las sociedades.
Están afectando directamente a los modelos hasta ahora vigentes de organización
e introduciendo modificaciones de cierta envergadura en la estructura y el
funcionamiento de nuestras sociedades.
Entre las consecuencias de dichos cambios debemos destacar la ruptura de los
modos tradicionales de integración social. El informe Delors ya advertía en 1996
que “no se puede dejar de observar hoy día en la mayoría de los países del mundo
una serie de fenómenos que denotan una crisis aguda del vínculo social”. Entre
esos fenómenos cabe mencionar el desarraigo que provocan las migraciones y el
rápido abandono del medio rural, la dispersión de las familias, la urbanización
desordenada o la ruptura de los modos tradicionales de solidaridad basados en la
proximidad. La confluencia de estos fenómenos, se decía en el informe, ha creado
una situación en la que asistimos, en términos generales, a “una impugnación,
que reviste diversas formas, de los valores integradores”.
SOCIEDAD Y CAMBIOS TECNOLÓGICOS |
El conocimiento y la información son variables claves en la generación y
distribución del poder en nuestras sociedades, donde la pugna por concentrar su
producción y su apropiación es tan intensa como lo fue históricamente la
desarrollada por conseguir los recursos, la fuerza y el dinero.
La sociedad informacional, además de modificar la productividad, la riqueza y
las relaciones de poder, genera rupturas en las formas de simbolización y
apropiación del espacio local como referencia para la vida colectiva y personal.
A la vez que el espacio globalizado moderno - construido según las normas de la
ingeniería y la arquitectura urbana- permanece como un territorio con fronteras
sólidas, todo el entramado social que alberga esa contextura material y concreta
se ve sacudido por el impacto de las tecnologías innovadoras, en tanto que
instauran un nuevo marco referencial para el conjunto de la sociedad, con
especial significación para los más jóvenes ( Echeverría, 1999).
La revolución tecnológica no puede entenderse entonces como la simple
incorporación o acumulación de un mayor número de máquinas, sino como un nueva
relación entre los procesos simbólicos que constituyen lo cultural y las formas
de producción y distribución de bienes y servicios. Entre ambos media el
conocimiento como una fuerza de producción vital (Castells y Hall, 1994).
Esta nueva forma de producción y distribución de bienes y servicios se
corresponde con lo que algunos autores denominan economía informacional
(Castells, 1999). En ella, la productividad y la competencia dependen en forma
creciente de la generación de nuevos conocimientos y del acceso al procesamiento
de la información. De ahí que a partir de 1950 los insumos de la ciencia, la
tecnología y la gestión de la información hayan sido decisivos en el incremento
de la productividad y actúen como la base material para la integración de los
procesos económicos.
En otras palabras, en la sociedad del conocimiento y la información, la
mediación de la tecnología dejó de ser algo instrumental para
transformarse en estructural. El gran cambio consiste en comprender que
“la tecnología remite hoy no a unos aparatos sino a nuevos modos de
percepción y de lenguaje, a nuevas sensibilidades y escrituras” (Martín
Barbero, 2000).
La nueva economía depende en forma creciente de las innovaciones científicas y
sus aplicaciones tecnológicas. Las modalidades de producción tienen un alto
valor agregado en términos de conocimiento. Por primera vez en la historia de la
humanidad la información y el conocimiento son a la vez el principal insumo y el
principal producto.
Pero la velocidad de asimilación de los cambios tecnológicos es proporcional al
nivel de acceso al mismo, algo que reproduce y aún amenaza con acrecentar las
fuertes asimetrías que se producen en la población mundial. Un gran número de
países viven de modo desigual el ingreso a esta nueva sociedad. Las nuevas
tecnologías no tienen un crecimiento y una distribución pareja a lo largo y
ancho del planeta. Su expansión se produce en el marco de estructuras sociales y
productivas consolidadas, que albergan largas tradiciones. Los efectos de su
desarrollo se producen e inciden desigualmente en el centro y en la periferia
del sistema mundial.
Esta brecha, por lo tanto, adquiere mayor dimensión cuando corroboramos que,
ante la complejidad de los nuevos patrones de organización social y económica y
fundamentalmente a partir de las políticas des-reguladoras de los años ochenta y
noventa, lejos de generarse más igualdad e integración social, se ha provocado
un incremento del malestar y la incertidumbre, un aumento de las desigualdades,
una ampliación de los sectores vulnerables y de los excluidos, una disparidad de
oportunidades y una inestabilidad laboral cuyo impacto se ha traducido en un
acceso desigual a servicios como la educación4, la salud, la protección social,
el agua o la electricidad.
Se ha producido lo que Alain Tourraine comentaba en un artículo publicado en el
diario El País (agosto 1999): “Hemos abierto nuestras economías; ahora hay que
volver a abrir las puertas de la sociedad a todos los que fueron excluidos y
arrojados a espacios donde se reúnen la desesperación y la violencia”.
La sociedad del conocimiento y de la información conlleva así el riesgo de una
polarización social entre dos modelos de organización del trabajo: el modelo
taylorista para tareas más banales y estandarizadas y una organización del
trabajo más flexible para quienes desempeñan tareas más cualificadas. Una
polarización que se da también entre empleos formales y seguros y una
proliferación de empleos periféricos, precarios y subcontratados. Una
polarización que se extiende hasta el acceso al conocimiento y a la información,
donde los empleos precarizados impiden acceder a ese “aprendizaje a lo largo de
toda la vida” que se promueve como centro del nuevo paradigma social. Se
conforman de ese modo una serie de barreras que frenan el ritmo de reducción de
la pobreza y obstaculizan el desarrollo (Conde y Garrido, 2001).
En este contexto, además, la experiencia de un gran número de países ha venido a
desmentir la identificación taxativa del desarrollo con el crecimiento
económico, una premisa cuya evidencia parecía estar fuera de toda duda en los
inicios de la década de los 90. Más bien, se ha insistido con énfasis en que no
sólo el rendimiento económico, sino el desarrollo mismo, dependen del desarrollo
social, de la reducción de la desigualdad, de la eliminación de la
discriminación y de una serie de factores que exceden el mundo económico.
Los países periféricos tendrán que definir estrategias de desarrollo integrales
para insertarse críticamente en el nuevo contexto, contemplando los problemas de
inclusión (deuda social) los problemas del presente (deuda externa,
privatización, restricción del empleo y gasto público) y los desafíos del futuro
(las nuevas tecnologías) Existe consenso en reconocer que en las condiciones que
adquieren los estilos de desarrollo emergentes, vinculados fuertemente a la
expansión del conocimiento, el papel de la educación es y será cada vez más
significativo para garantizar una ciudadanía plena y una integración equitativa
en las nuevas sociedades.
En estas nuevas circunstancias, aumentan los riesgos de exclusión social, hasta
el punto de que esta realidad ha llegado a suscitar una creciente preocupación.
Hay que recordar que la noción de exclusión social nace a raíz de la crisis del
Estado de bienestar. Desde las posiciones neoliberales, el Estado de bienestar
se considera un freno para el crecimiento económico, por lo que hay que
desmantelarlo o al menos reducirlo drásticamente (Lenkow, et al, 2000). Con su
desmantelamiento, la política social pierde sentido, lo que produce que aumenten
las desigualdades sociales y la vulnerabilidad corra el riesgo de convertirse en
exclusión radical.
Según Ramón Cotarelo, con los sistemas democráticos es muy difícil debilitar los
Estados de bienestar. No obstante, el estancamiento al que están sometidos hace
que se incremente la demanda por parte de los beneficiarios de la política
social, que trata de ayudar a aquellas personas que están comparativamente peor
y de recuperar e integrar a los excluidos o marginados sociales (Cotarelo,
1992).
Cuando se produce este aumento de la demanda y el Estado no puede darle
respuesta, se crea un problema (asociado a una población) susceptible de ser
gestionado. Es entonces cuando la exclusión se convierte en categoría de
políticas públicas, ya que incluye a la vez una dimensión cognitiva, relativa a
la problematización de lo social, y una dimensión de acción, de actuación sobre
lo social (Autes, 2000).
Así pues, las dificultades de integración y los riesgos de precarización afectan
sensiblemente a ciertos colectivos, mientras que por otro lado también aumenta
la sensación de inseguridad y vulnerabilidad en todo el cuerpo social (López
Hernández, 1999). Desde este punto de vista, la exclusión se desplaza hacia
sectores centrales de la sociedad, produciéndose una modificación en la
estructura de la misma. Lo importante hoy en día no es tanto su posición de
jerarquía sino su centralidad.
De acuerdo con esta evolución, el concepto de exclusión se desliga del de
pobreza a principios de los años noventa designando una nueva forma de
problematizar la cuestión social. Los cambios producidos a nivel estructural
desplazan el debate hacia el concepto de exclusión, que engloba la pobreza pero
va más allá en tanto que designa la dificultad para el desarrollo personal, la
inserción sociocomunitaria y el acceso a los sistemas preestablecidos de
protección (Brugué et al, 2001)
La mayoría de autores coinciden en que la exclusión es un fenómeno social
estructural, dinámico, multifactorial y politizable. Estructural, ya que
hace referencia a las desigualdades sociales a través de la historia; dinámico,
en cuanto a su carácter cambiante respecto a personas y colectivos sociales;
multifactorial, porque es debido a un cúmulo de circunstancias desfavorables e
interrelacionadas; y politizable porque es abordable desde las políticas
públicas o sociales.
LA SALUD EN LA VENEZUELA ACTUAL |
En Venezuela se
está conformando un nuevo sistema de salud. Constituye uno de los segmentos
socioeconómicos de mayor incidencia social por su valor cuantitativo en el
índice de desarrollo humano. Sin duda es el resultado de las ingentes
inversiones públicas desde 2002-2003, aunque la génesis de esta nueva “salud” en
Venezuela se encuentra en los primeros años del proceso político nacionalista
conocido popularmente como “revolución bolivariana”.
Este nuevo mapa de salud se apoya en la Misión Barrio Adentro, uno de los programas sociales de mayor trascendencia en la reciente historia nacional, si es medido por sus efectos territoriales en salubridad masiva. Como todo lo que se hace con la movilización social, no viene solo.
Este nuevo mapa de salud se apoya en la Misión Barrio Adentro, uno de los programas sociales de mayor trascendencia en la reciente historia nacional, si es medido por sus efectos territoriales en salubridad masiva. Como todo lo que se hace con la movilización social, no viene solo.
Para el
establecimiento de esta Misión se encadenaron decisiones y convicciones
políticas dentro y fuera de Venezuela (por ejemplo, Cuba que aportó 14 mil
médicos y su experiencia internacional en asistencia primaria). Una de las
convicciones decisivas fue la de los barrios obreros y pobres que sostuvieron el
programa en todos los sentidos, no sólo yendo a curarse, también ejerciendo la
defensa de los módulos y sus clínicos. Esto constituyó una movilización social y
una batalla ideológica.
Sería
inconcebible el triunfo de Barrio Adentro, sin la profunda movilización política
registrada en Venezuela desde 1998, especialmente cuando esta acción de masas
adquirió carácter revolucionaria en 2002. En esa medida Barrio Adentro y la
nueva salud venezolana constituye una conquista social.
Es sencillo, la
Misión Barrio Adentro no hubiera sido posible sin no lo sostenía el poderoso
movimiento social bolivariano que apoya a Chávez.
Sus efectos
positivos están impactando en forma inmediata sobre todos los segmentos de la
población, en esa perspectiva su acción tiene alcance territorial. Ha servido
para ayudar a sostener la estabilidad etaria, el equilibrio sanitario ambiental
(relación individuo—ciudad—naturaleza), la reducción en las tasas de morbilidad
y mortalidad, la estabilidad en el empleo productivo y el estado de felicidad
individual y social. Como programa social en pleno desarrollo, vive atrapado en
la dialéctica del impacto de lo nuevo, que por eso mismo es frágil, bajo el peso
muerto de lo rancio.
Hasta 1998,
Venezuela era valorada por los barriles de crudo en el mercado mundial, sus
teleculebrones y las reinas de belleza que salían de sus pasarelas.
Esa imagen
bizarra comenzó a modificarse en 1999 en el terreno político. Desde la acción
revolucionaria de abril de 2002, y 11 meses después, la conquista de PDVSA, la
sociedad venezolana dio un salto en histórico en el desarrollo de sus logros.
Cada uno de sus segmentos sociales comenzaron a transformarse. La salud fue uno
de ellos.
Se evidencia
desde entonces, una transformación radical en los ritmos de construcción del
proyecto nacionalista del gobierno. Lo que permanecía dormido se despertó
bruscamente, lo que era lento se aceleró y lo indefinido comenzó a contrastarse,
a la luz de la más grande movilidad social y toma de conciencia política vivida
por Venezuela desde la Revolución del 23 de Enero de 1958.
Si 1999 fue el
inicio de las transformaciones políticas e institucionales, abril y diciembre de
2002 fueron la espita para las conquistas sociales.
Lo logrado en la
salud, educación, soberanía petrolera, soberanía estatal; más reciente lo que ha
comenzado en la propiedad de la tierra, entre otros planes de meno dimensión,
constituyen pilares.
Pero la más útil
y trascendente de todas las conquistas, la que sostiene la legitimidad social
del proceso y el gobierno venezolano actual, es la conciencia política adquirida
por la población. Sin ella todo sería volátil.
ENTRE MALES, REMEDIOS Y “DOCTORES” |
La cuantificación de esta realidad emergente, en el terreno de la salubridad, comienza por el dato del universo poblacional atendido. El servicio público sanitario de nivel primario alcanzó entre 1999 y 2004, a más de 12 millones de personas. Esto, en relación con lo obtenido en ciclos históricos anteriores, representa una novedad.
Tomaremos dos
ciclos, el que va de 1950 a 1980 y el que comienza en 1981.
Todo lo bueno acumulado en servicio de atención primaria a la salud, después de la Revolución del 23 de Enero, hasta 1980, se derrumbó entre 1981 y 1998.
Así lo señalan taxativamente, autores como Augusto Galli y Haydee García, en el libraco “El Caso Venezuela. Una Ilusión de Armonía” (Capítulo 19, “El Sector Salud: Radiografía de sus males y de sus remedios”. Compiladores: Moisés Naim y Ramón Piñango, Ediciones IESA, 2ª Edic. Páginas 452 a 470. Caracas 1985)
Todo lo bueno acumulado en servicio de atención primaria a la salud, después de la Revolución del 23 de Enero, hasta 1980, se derrumbó entre 1981 y 1998.
Así lo señalan taxativamente, autores como Augusto Galli y Haydee García, en el libraco “El Caso Venezuela. Una Ilusión de Armonía” (Capítulo 19, “El Sector Salud: Radiografía de sus males y de sus remedios”. Compiladores: Moisés Naim y Ramón Piñango, Ediciones IESA, 2ª Edic. Páginas 452 a 470. Caracas 1985)
Naim y Piñango
tuvieron el mérito de dirigir en 1980 el más completo estudio de la realidad
venezolana, bajo orientación ideológica y financiera de la gran burguesía
neoliberal de entonces. No por casualidad, es el mismo grupo social que en 2002
apoyó el golpe de Estado y que en 2005 -o 2010 no importa- daría cualquier cosa
con tal de ver pulverizadas las Misiones sociales: sus peores enemigas en el
largo plazo. En 1981, cuando hicieron “El caso Venezuela. Una ilusión de
armonía”, tenían el objetivo de reconstruir el país que se les comenzaba a ir de
las manos.
Ese libro fue un
proyecto de país en los papeles. Un proyecto de “doctores”. Hoy, ya ni eso les
interesa. Les bastaría con reconquistar PDVSA.
LA RUINA DE UN SISTEMA DE SALUD VULNERABLE |
Todo lo que se
construyó como “sistema de salud” en Venezuela después de la II Guerra Mundial
fue frágil y condenado a la decadencia, porque no se asentó en el criterio
matriz de la atención masiva estructural y permanente. El criterio fue el
negocio, el privado y el otro.
Al revisar el
estado de la salud en las tres décadas que fueron de 1950 a 1980, estos autores
cuentan en el libro de Naim y Piñango que “Al observar la evolución del gasto en
salud se aprecia que este ha pasado de 21 bolívares per cápita en 1950, a 398
bolívares en 1980. Sin embargo, tal como lo evidencia el Cuadro 4, en ese mismo
período el porcentaje del presupuesto del Ministerio de Sanidad y Asistencia
Social (MSAS) con respecto al presupuesto nacional pasó de 7,5 por ciento en
1950, a 6,1 por ciento en 1980” (pág. 456)
El valor nominal
de la cantidad de bolívares per capita invertidos desde 1950, se diluyó por
acción inflacionaria y perdió valor acumulativo en el desarrollo del sector
salud, al reducirse históricamente su inversión global, bajando en 1,4 puntos
mientras la población se multiplicaba a razón de 2.8 promedio anual, o sea, el
doble.
Más grave aún,
los autores indican que la inversión destinada a “medicina preventiva y
saneamiento ambiental” se redujo en la mitad en el período tratado. Del 28%
alcanzado en 1950, se redujo al 14 por ciento en 1980. Eso se tradujo en un
grave déficit acumulado de camas médicos y enfermeras hospitalarios por
habitantes. El medicamento venezolano de ese período fue el segundo más caro del
continente latinoamericano. Sólo Perú superaba a Venezuela en el costo social
promedio por medicamento. Un estudio realizado por la Organización Panamericana
de la Salud (1984), mostró que un modelo de precio construido con 30
medicamentos básicos de atención primaria, dio este resultado: Mientras en Perú
esa unidad abstracta costaba al público 3.7 dólares, en Venezuela costaba 3.5
dólares. Ambos países estaban por encima de todos los demás del grupo
latinoamericano.
El resultado fue
la consolidación de la medicina privada orientada por el lucro individual, que
en Venezuela creció en desmedro de la pública. 68% del mercado nacional de la
salud (medicamentos, material médico y atención) se realizaba en el sector
privado.
Siguiendo la
información del texto mencionado de Naim y Piñango, es fácil comprender por qué
la salud de la sociedad venezolana se redujo a niveles de miseria en la década
de los 90. A la reducción del gasto social histórico se sumaba anualmente el
desarrollo de los servicios privados de atención médica y la indefensión
inmunológica de los habitantes por la desatención de la prevención.
Mientras el rubro “Servicio ambulatorio y preventivo” (del cuadro 5 del capítulo, página 458 en el libro citado) ocupaba el 24.1 por ciento del gasto porcentual del MSAS en 1950, en pleno auge de la dictadura perezjimenista, reflejando los ingresos petroleros de Postguerra, esa realidad cambió en 1980.
Este “Servicio”, fundamental en el equilibrio sanitario, tanto para la defensa frente a las infecciones como para la resistencia inmunológica humana, se redujo al 9,8 en el gasto del MSAS. Una reducción de casi dos tercios.
Mientras el rubro “Servicio ambulatorio y preventivo” (del cuadro 5 del capítulo, página 458 en el libro citado) ocupaba el 24.1 por ciento del gasto porcentual del MSAS en 1950, en pleno auge de la dictadura perezjimenista, reflejando los ingresos petroleros de Postguerra, esa realidad cambió en 1980.
Este “Servicio”, fundamental en el equilibrio sanitario, tanto para la defensa frente a las infecciones como para la resistencia inmunológica humana, se redujo al 9,8 en el gasto del MSAS. Una reducción de casi dos tercios.
“El énfasis en lo
curativo y no en lo preventivo ha llevado a que el problema de la “enfermedad”
se trate de resolver con un enorme despliegue de recursos, lo que ha
significado, entre otras cosas, la construcción de los más modernos hospitales
dotados de la más moderna tecnología. Mientras tanto, el individuo y la
comunidad han quedado al margen de esfuerzos destinados “a mantenerse sanos”
como serían la prevención de la enfermedad, y la educación para cuidarse a sí
mismo y proteger sus derechos a una mejor calidad de vida”.
Sólo faltó un
dato clave en esta ecuación de la salud: la alimentación, que en el modo de vida
capitalista depende de un ingreso salarial periódico, es decir del trabajo, o
sea, de los dueños del trabajo.
No sólo no se
prevenía la enfermedad, tampoco se curaba a la mayoría de la población, que
terminaba acudiendo a la medicina privada, a la espera de meses o años por una
cama en el Seguro Social... al más inmediato y barato “sistema de salud”, la
curandera del barrio. Con los riesgos conocidos.
No hay mejor
manera de medir los resultados desastrosos del capitalismo venezolano bajo la
administración de la “IV República”, que conocer la evolución de las principales
causas de muerte. Según el cuadro confeccionado por los autores referidos hasta
ahora, 7 de las 10 principales causas de muerte en el país en 1972, habían
crecido en 1980. O sea, toda la “inversión” pública en salud, terminó en otra
cosa que no fue la población venezolana. (Ibid, pág. 455, Cuadro 2: Principales
Causas de Muerte 1950-1980)
1981: SEGUNDO CICLO DE CAÍDA INEXORABLE |
Un especialista
de la Comisión Económica de América Latina (CEPAL) determinó las causas del
desastre de la salud en Venezuela desde 1981. Las investigación y redacción del
informe estuvo a cargo del especialista Marino J. González R. Se llamó “Reformas
del sistema de salud en Venezuela 1987-1999: Balance y perspectivas. Editado en
Santiago de Chile, junio de 2001 por la Unidad de Estudios Especiales,
Secretaria Ejecutiva de la CEPAL. En ese trabajo, Marino informa lo siguiente:
“La cobertura de
los servicios de salud del Instituto Venezolano del Seguro Social (IVSS),
especialmente del FAM, se ha estimado en 35% de la población total (incluyendo
los trabajadores asegurados y sus familiares) en 1998 (D´Elia 2000)”
El autor señala
un dato: “La cobertura de otras instituciones contributivas no se publica de
manera regular”, dato que no es menor porque encubría dos grandes tendencias: la
reducción drástica del servicio sanitario que brindaba el Estado y los grandes
negocios legales e ilegales que realizaban las multinacionales de la medicina.
El autor acudió a
muestras empíricas que resultaron suficientes como ilustraciones del drama.
Sobre todo porque aleja la lectura del Informe de la frialdad de las
estadísticas y nos acerca al mortal común que expresa su indefensión social.
“La Encuesta
Social de 1998 (elaborada por la Oficina Central de Estadística e Informática,
OCEI) incluyó en una de sus preguntas la cobertura de seguro social, más no la
de otras coberturas de sistemas de salud. Lamentablemente no se pudo contar con
la base de datos que permitiera identificar la cobertura al menos de la
seguridad social. Sin embargo, otras áreas de dicha encuesta permiten aportar
algunos elementos indirectos (González y Molina 2000)
Por ejemplo, que
“el 8% de las personas que presentaron trastornos agudos reportaron que
acudieron a los servicios del Seguro Social”. Que “el 33% de los entrevistados
manifestó la asistencia a consultorios o clínicas privadas.”
“El resto de los
entrevistados (poco más del 60%) reportó su asistencia a instituciones públicas.
En el caso de aquellos que reportaron la realización de exámenes de laboratorio,
casi el 60% señaló que acudió a centros privados o religiosos. Este hallazgo es
coincidente con las reiteradas quejas de los usuarios sobre la dotación de los
centros de salud del sector público”, resalta el Informe.
“Pareciera que
las instituciones públicas sólo atienden las demandas de servicios de
laboratorio a una fracción (posiblemente 50%) de los usuarios que consultan por
problemas de salud.”
Más grave es el
caso de atención a los problemas de salud crónicos. “El 10% de los pacientes
acudió a servicios del IVSS, más del 40% de los pacientes acudió a instituciones
privadas o religiosas. El 40% de los pacientes fue atendido en instituciones
públicas no dependientes del IVSS.”
Y el secreto de
los secretos de la sanidad humana: “El 50% de los pacientes que reportó la
imposibilidad de realizarse exámenes complementarios, señaló que la causa era la
carencia de medios económicos. El 80% de los pacientes que reportó la
imposibilidad de adquirir medicamentos indicó que se debía a la carencia de
medios económicos.”
En líneas
generales se puede inferir que la cobertura real de los servicios públicos,
especialmente aquellos del MSDS, es menor en los casos de trastornos crónicos.
Más del 50% de los pacientes por estas causas son atendidos en instituciones del
seguro social o en el sector privado.
En el caso de los
pacientes que consultan por dolencias agudas, este porcentaje es ligeramente
menor. “Pareciera, en consecuencia, que la demanda de servicios en instituciones
privadas es superior a lo tradicionalmente aceptado.”
1987-1998: EL DERRUMBE |
La miseria
ampliada que definió a la sociedad venezolana en 1998, comenzó a gestarse a
comienzos de los años 80 y se implantó masivamente entre mediados de esa década
de déficits en el gasto social y casi toda la década de los 90 cuando esos
déficits y malversación de dineros públicos, se transformaron en derrumbe.
La señal de ese
fenómeno en el terreno de la lucha de clases fue la insurrección del Caracazo
(febrero de 1989) los brotes de insurrección militar de 1992 y la más intensa y
extensa lista de luchas de todos los tipos en la sociedad que haya vivido
Venezuela desde 1958-1960 (Margarita, CLACSO, Caracas/Buenos Aires, 2003) El
dato es conocido: El 82 por ciento de la población venezolana ya vivía en la
miseria en 1992.
Una sombra
grotesca del derrumbe de la salud del venezolano hasta 1999 fue la cantidad de
leyes, Decisiones y Decretos ejecutivos que sirvieron para todo, especialmente
para la propaganda de Estado, pero no para curar. Más de 10 años de reformas que
no reformaron nada. Así lo muestra el investigador Marino J. González en su
informe a la CEPAL:
“Entre 1987 y
1999 Venezuela ha ensayado diferentes tipos de reformas en el sistema de salud.
En dicho período se sucedieron las siguientes reformas: (1) Ley del Sistema
Nacional de Salud de 1987, (2) descentralización de servicios de salud (a partir
de 1990), (3) reestructuración del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales
(IVSS) en 1992, y (4) aprobación de la propuesta de reforma del Subsistema de
Salud de la Seguridad Social en 1998.
A pesar de que
todas estas reformas se han concretado en instrumentos legislativos o
reglamentarios, el proceso de implementación ha sido difícil e infructuoso en
todos los casos.”
El principal
efecto de este desastre se verificó en la salud de la población. El sistema
sanitario que comenzó a desarrollarse en 1936 y acumuló algunos éxitos relativos
en la década de los años 60 (Ver Naim y Piñango, 1982) fue destruido durante
casi 15 años.
LOS QUE NUNCA VIERON UNA JERINGA |
Hasta 1998, la
red de salud pública atendía a un poco más de 2 millones de ciudadanos por año,
en una evolución histórica que comenzó en 1950 con poco más de 280.000 personas
atendidas por el Estado.
Entre mediados de
2002 y el primer semestre de 2004, el universo total anual atendido ascendió
hasta una nueva escala anual: 11.230.000 personas .
Desde el punto de
vista de la atención este dato constituye un hecho revolucionario, una conquista
social. Sus beneficiarios así lo entienden políticamente. Sólo así se entiende
que el apelativo “Barrio Adentro” sea sinónimo en Venezuela de salud, atención
sanitaria inmediata y gratuita. De hecho, reemplazó en la memoria social a
instituciones de salud como IVSS y otros, que por medio siglo fueron, en el
mejor de los casos, referencia difusa de ese servicio básico. En el peor, IVSS
simboliza en la memoria popular corrupción, ineficacia, angustia.
Esta
transformación radical del servicio de atención primaria universal comenzó en
2002, aunque tuvo sus primeras iniciativas en entre el 2000 y el 2001.
El técnico de la
CEPAL dio cuenta en su informe de estos precedentes: “El sector salud ha
recibido especial atención por parte de los niveles ejecutivos y legislativos
nacionales. La Asamblea Nacional deberá legislar en el año 2001 en las áreas de
seguridad social y salud. Las características y consecuencias de la nueva
legislación afectarán, sin lugar a dudas, el sistema de salud de las próximas
décadas.” Sin embargo, el nuevo sistema de salud en Venezuela sólo puede ser
medido a partir de 2002-2003, con el programa Barrio Adentro y las inversiones
de 2002-2003.
Desde junio de
2003 se ha complementado con la ampliación de inversiones en áreas y ramas de
atención compleja, como la oncología, el Sida y otros.
La nueva orientación de las inversiones del Estado y su modo de ejecutividad impusieron una modificación radical de las formas de inserción. La mayoría de las decisiones e inversiones en materia de salud y atención están concentradas en el gobierno central, muchas a expensas de la parte útil acumulada en el Ministerio de Salud y Desarrollo Social (MSDS) y otras dependencias.
Este emergente
sistema de salud en Venezuela está en proceso de desarrollo. Ese mismo hecho
obliga a pensar en los riesgos que lo acechan.
No es la primera
vez en nuestro continente, que un gobierno o proyecto político adelanta planes
de desarrollo en la salud o la educación. Argentina, Uruguay, Chile y Costa Rica
lo han hecho entre la década de los 40 y la de los años 70.
El desafío de la
nueva red de salud en Venezuela es impedir su decadencia, corrupción y quiebra,
como ha ocurrido en cada uno de los países señalados. De todos, el ejemplo más
contratante es el de Argentina. Este país contó con uno de los mejores sistemas
de salud del hemisferio hasta que fue destruido por las privatizaciones y la
corrupción interna.
Cuba es el único
caso donde el sistema de salud ganó escalones de desarrollo positivo en la
atención primaria y en algunas ramas de medicina compleja y no retrocedió a los
niveles de desastre de los otros países señalados. Ese se debe a que en Cuba la
salud es parte integral de una cadena de conquistas sociales regidas por la
ausencia de criterios capitalistas en la atención sanitaria. Destruir la salud
cubana exigiría derribar en forma simultánea todo o buena parte del sistema
político, económico y social instaurado por las revoluciones de 1959 y 1963.
La “revolución
bolivariana” no alcanzó aún ese nivel de profundización política y económica. El
nacimiento del nuevo sistema de salud es frágil en términos históricos y
comparativos. Podrá sobrevivir y consolidarse si logra encadenarse a otras
transformaciones similares en toda la estructura política y económica del Estado
y la sociedad.
En esa
perspectiva, el nuevo sistema de salud creado por la “Revolución bolivariana”
contiene dos riesgos ingénitos. El principal peligro está en el peso ganado
desde 1959 por los sistemas de salud privados, cuyos criterios éticos,
económicos y políticos tienen como único fin el lucro individual, no la
asistencia sanitaria de la población. En este caso la salud es apenas una más de
las mercancías de un sistema mundial, que tiene su base en el control
imperialista de la biotecnología, las patentes y moléculas.
El segundo
peligro es un epifenómeno del anterior, no por eso de menor peligrosidad. Se
llama corrupción. Nace en el negocio privado y termina en el funcionario, no al
revés. Se perfila como el principal factor de distorsión y peligro para el
sistema sanitario que está creando la “revolución bolivariana”.
LA SALUD PÚBLICA EN VENEZUELA HOY |
Marco histórico
de la salud en Venezuela. Precedentes.
La salud pública
en Venezuela siempre ha sido una asignatura pendiente, aún suponiendo una
necesidad ineludible y un derecho básico para todo ser humano.
La asistencia
médica siempre fue un privilegio sólo apto para las clases altas, ya que la
clase media y baja a duras penas llegaban a pagar un análisis rutinario o
cualquier atención primaria. Estas clases privilegiadas, a pesar de venir
fortaleciendo la sanidad privada y de no hacer nada antaño por que se implantara
un sistema justo y solidario de salud pública, sí que han venido achacando el
problema de muchas generaciones al actual presidente de la República Bolivariana
de Venezuela.
A continuación
pasaremos a criticar, de manera constructiva, todos aquellos aspectos positivos
y negativos con los que, tras más de ocho años de mandato de Hugo Chávez en el
país, se encuentra el venezolano cuando requiere de atención médica. Pero antes
haremos una breve introducción para situarnos en los antecedentes históricos y
comprender así qué avanzó y qué sigue igual en el tema de la sanidad.
En 1.998, un 80%
de la población era pobre (gran parte de ellos en la más absoluta pobreza) y
estaba privada de educación, que a pesar de ser gratuita era de pésima calidad y
no llegaba a todos los rincones y barrios. Una población pobre e inculta era un
caldo de cultivo para los gobernantes más ambiciosos, que no tenían la más
mínima intención de cambiar el panorama para no encontrarse con un pueblo
preparado que decidiera su propia y justa administración. Un bien básico como la
alimentación, apenas contaba con algunas tiendas mal repartidas por el país de
precios solidarios, con productos de mala calidad y normalmente ausentes en las
escasas estanterías, en lugar de ello se repartía alguna que otra bolsa de
comida por los barrios más desfavorecidos cuando se acercaba la campaña
electoral o había una celebración importante, por lo que los fondos destinados a
alimentación se perdían de mano en mano y de bolsillo en bolsillo entre unos
pocos burócratas sin escrúpulos. Los productos alimenticios de primera necesidad
como la leche, los huevos o la carne no tenían sus precios regulados por el
Estado. Una población pobre y desnutrida tenía en consecuencia otro enemigo
mayor, si cabe, que acentuaría aún más la injusticia social en el pueblo
venezolano: la nulidad del sistema sanitario.
En Venezuela la
red hospitalaria era muy deficiente, sin un mínimo de personal y sin medios para
tratar la mayoría de los males. Ése 80% de la población pobre, no encontraba en
sus barrios ningún tipo de ambulatorio o asistencia sanitaria, teniendo que
desplazarse a las grandes ciudades para buscar una posibilidad de ser atendido
con un mínimo de dignidad, siempre que tuviera la suerte de llegar cuando aún
quedaban recursos medicinales.
Hoy en día, el
país cuenta con una serie de medidas que se están haciendo efectivas pero que no
llegan aún a alcanzar el nivel mínimo deseado en materias de sanidad. Es un
largo proceso que requiere de mucho tiempo pero del cual debemos exigir y
esperar resultados provisionales que se vayan estabilizando y que muestren un
claro camino hacia un gran sistema de seguridad social sanitaria. A continuación
procedemos a analizar esos puntos positivos y negativos por los que, hasta el
día de hoy, ha pasado y pasará a corto plazo el proceso.
Como medidas de
carácter urgente, aplicación inmediata y eficaz para atender a la población
desde el mayor al menor grado de desfavorecimiento, surgen una serie de misiones
llamadas Barrio Adentro 1, 2, 3 y 4 (hasta la actualidad) y Misión Sonrisa
(asistencia dental).
HISTORIA DE LA SALUD EN VENEZUELA |
Jesús Eloy Gutiérrez
Hace
algunos años vengo observando con marcada alegría el desarrollo de una nueva
línea de investigación por parte de los historiadores venezolanos. Se trata de
las investigaciones relacionadas con la historia de la salud en Venezuela,
impulsadas por el historiador Germán Yépez Colmenares desde el Instituto de
Estudios Hispanoamericano de la Universidad Central de Venezuela. Dichas
investigaciones han llevado a que nuevos colegas sensibles a lo social se
dediquen al estudio especifico de temas de salud y que algunos estudiantes de
historia e historiadores noveles hayan decidido iniciarse en ese sentido. La
labor del profesor Yépez Colmenares para motivar el interés por estos tópicos
ha sido incesante: motivando a los estudiantes desde su cátedra en la Escuela de
Historia de la Universidad Central de Venezuela; a través de sus conferencias
leídas en diversas partes del país y del extranjero; en sus artículos de prensa
y de revistas especializadas; y en la organización de los simposiums sobre
investigación en historia de la salud en Venezuela.
Fruto de esta última iniciativa se ha publicado el libro Historia de la Salud
en Venezuela, en el cual se recogen doce ponencias presentadas en el primer
simposium sobre la historia de la salud venezolana, realizado en Caracas
durante el mes abril de 1998.
La
publicación de este libro es de vital importancia para la historiografía
venezolana, ya que son muy pocos o inexistentes los trabajos científicos sobre
la historia de la salud de nuestro país. En ese sentido este texto se erige
como un manual de referencia obligada para médicos, investigadores, docentes,
políticos, estudiantes, planificadores y público en general. Además se convierte
en el pionero no sólo en condenzar en una sola publicación el resultado de
investigaciones de largos años sino que da la oportunidad de conocer a nuevos
investigadores en el área de la salud.
El
trabajo se podría dividir fácilmente en cuatro partes. En una primera, a través
de los trabajos de los médicos Mary Zamora Romero y José Esparza se define el
marco teórico-literario de dos tópicos esenciales en salud: Etiología,
epidemiología y clínica de viruela y Sobre el origen histórico del virus
de la vacuna. La segunda parte podían ser dos trabajos específicos ubicados
en el período colonial venezolano: La reacción de la Iglesia Católica ante
la epidemia de viruela en la ciudad de Caracas 1763 y 1777, de Iliana Gómez
Tovar y La incorporación de la vacuna antivariólica en Puerto Cabello en
1804, de David Martínez. En una tercera parte que nos ubica en el siglo XIX
se pueden agrupar los trabajos de Antonieta Camacho: Salud, alimentación y
mano de obra agrícola en la cuenca de Valencia (siglo XIX); Consuelo Ramos
de Francisco: La pediatría venezolana a través de su literatura; y Luis
García Bermúdez: El suministro de agua y las condiciones de vida en Caracas
durante el septenio 1870-1877. Finalmente están los trabajos de Rigel Ochoa:
Las condiciones sanitarias del Acueducto de Caracas 1908-1935; Germán
Yépez Colmenares: Acciones antimalaricas en Venezuela antes de Malariología;
Omar Roa Véliz: Maracay, La Comisión Rockefeller y la epidemia de paludismo
de 1930-1931; José Gregorio Brito: La primera Conferencia sanitaria
Nacional y la anquilostomiasis; y Marco Tulio Mérida con Demografía
histórica y mortalidad infantil en Carabobo 1936-1995, que estudian aspectos
específicos de la salud venezolana del siglo XX.
Estas investigaciones pretenden ser “resultados que permitan evaluar el impacto
de las enfermedades en el proceso de formación de nuestras sociedades, en su
dinámica económica, política, demográfica, en su cosmovisión de los procesos
relacionados con la salud-enfermedad”. Hoy todo ello cobra vital importancia,
ya que a raíz de la reestructuración del Estado, se plantea la puesta en
práctica de nuevas políticas sanitarias, para lo cual “es necesario estudiar y
evaluar la eficacia o ineficacia de políticas sanitarias instrumentadas en el
pasado para combatir estas enfermedades que hoy adquieren características
endémicas, epidémicas y en algunos casos amenazan con convertirse en verdaderas
pandemias” (p.11).
La
aparición de esta obra es producto de la tendencia, cada vez más, hacia la
especialización y profesionalización que vienen adquiriendo nuestros estudios
históricos y a la concienciación (aunque no plena para algunos sectores
decisivos del país) que se ha tomado en la sociedad venezolana de la necesidad
de apoyar la investigación científica y humanística. La labor desempeñada por
los consejos de desarrollo científicos y humanísticos de las universidades
nacionales y por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Tecnológicas (Conicit), por mencionar sólo dos de las más importantes, es una
muestra de esa realidad.
Sin
dudas este trabajo motivará nuevas investigaciones relacionadas con la historia
de la salud que permitan obtener una interpretación más sólida de nuestra
sociedad. Hacia este último objetivo apuntan nuestros deseos de que se siga este
ejemplo en otras áreas de la historiografía venezolana que aún gozan de
virginidad.
Historia de la Salud en Venezuela
(Coord. Germán Yépez Colmenares). Caracas, Fondo Editorial Tropykos-Conicit,
1998, pp.248.
LA SALUD PÚBLICA VENEZOLANA: ENTRE EL COMPROMISO SOCIAL Y LA ECONOMÍA DE MERCADO |
Teresa Gamboa
Cáceres
En un trabajo
previo discutimos la relación entre la coyuntura política, económica y social y
las características de los modelos de salud en Colombia, Chile y Venezuela, que
nos permitió establecer cómo la primera influye significativamente en la
posibilidad y alcance de las reformas; igualmente discutimos las limitaciones
para llevar a la práctica un modelo ideal, independientemente de su formulación
legal, puesto que las condiciones de la realidad van imponiendo ajustes más allá
de la voluntad de sus diseñadores (Gamboa, 1998).
En esta
oportunidad, queremos discutir las características peculiares de la coyuntura
político social venezolana, y las oportunidades que ella representa para el
desarrollo de un modelo determinado de salud.
1. La
coyuntura política: ¿revolución, populismo o neoliberalismo?
Venezuela vive
actualmente un momento especial de su historia: después de 40 años de una
democracia ineficiente y corrupta, bajo la dirección de los partidos
tradicionales que surgieron y se consolidaron durante el siglo pasado, la nación
ensaya un proceso inédito de cambios en democracia, que ha ocasionado el
desplazamiento de dichos partidos en la escena política y el renacer de la
esperanza popular. El proceso es indudablemente difícil, pues como afirmara el
Presidente Hugo Chávez: “Ser y pretender transformar es un compromiso serio que
requiere mucha convicción, fortaleza y meditación para avanzar contra esas
corrientes, además de convencer a la gente de recorrer nuevos caminos” (Blanco
Muñoz, 1998).
Como es conocido,
el actual Presidente de la República irrumpe en el escenario político venezolano
el 4 de febrero de 1992, como líder de un intento de golpe de estado, resultado
de un trabajo creativo y sistemático de organización, planificación y accionar
político de casi quince años, iniciado formalmente al crear en el ejército al
MBR 200 (Movimiento Bolivariano Revolucionario 200), al cumplirse el
bicentenario del natalicio de Simón Bolívar (Blanco Muñoz, 1999; Zago, 1998). La
crisis política, acelerada por la rebelión militar, conduce finalmente a la
destitución del entonces presidente Carlos Andrés Pérez, quien ya había sufrido
en 1989 una revuelta popular contra las medidas de ajuste neoliberal,
implantadas a escasas tres semanas de su asunción al poder, revuelta que
concluyó en una masacre sin precedentes (Ochoa Antich, 1992). Este evento - al
decir de Leonardo Vivas (1999,33) -“cambió radicalmente, sin que nos
percatáramos enteramente, la manera de registrar los eventos sociales y
políticos de la nación”.
Detenido y
encarcelado por dos años, Chávez obtiene en 1994 del entonces Presidente Caldera
el sobreseimiento (no el indulto) por la rebelión militar, y se dedica a
recorrer el país, acumulando fuerzas y promoviendo originalmente la abstención
hasta 1998, año en que lanza su candidatura presidencial con la propuesta de una
Asamblea Nacional Constituyente y reorganización del gobierno, como únicas
ofertas electorales, de carácter eminentemente político, a un país en franco
deterioro económico, político y social. El MBR se transforma por impedimentos
legales en MVR, Movimiento V República, en alusión a la nueva república que
pretende contribuir a desarrollar.
En una carrera
política sin precedentes, Chávez es electo Presidente en diciembre 1998 contra
todos los pronósticos del estatus, contra la alianza de todos los opositores,
contra la acción sistemática de los medios de comunicación. Inmediatamente
inicia el proceso constituyente: referéndum para su convocatoria, elección
mayoritaria de constituyentes del MVR, cierre del antiguo Congreso, discusión
pública de la nueva Constitución, aprobación en referéndum del nuevo texto
constitucional, incluyendo la modificación del nombre del país - República
Bolivariana de Venezuela - y finalmente relegitimación de todos los poderes a
escasos dieciocho meses de su primera elección. Es necesario reconocer que se
produjeron 68 impugnaciones de un total de 774 cargos electos, que están siendo
analizadas por el organismo electoral; igualmente hubo algunos conflictos
locales (sobredimensionados en los medios de comunicación) por desconocimiento
de los resultados oficiales, de los cuales diez días después sólo se mantienen
dos protagonizados por los gobernadores salientes de los Estados Mérida y
Yaracuy (socialdemócratas), quienes se niegan a entregar la Gobernación.
Durante el año y
medio que estuvo centrado en el proceso político, el país ha vivido un clima de
confrontación verbal, que en algunos momentos llegó a la agresión física entre
los adherentes a los sectores en pugna. Como resultado, los dos grandes partidos
tradicionales prácticamente desaparecieron como bastiones políticos, al punto de
no llevar candidato a la presidencia de la República. Perdieron todas las
gobernaciones importantes y se convirtieron en fracciones minoritarias de la
Asamblea Nacional Legislativa. Sin embargo, lograron mantenerse en menos de la
tercera parte de las alcaldías menores.
La dirigencia
joven de los partidos tradicionales conformó nuevos grupos políticos, con los
cuales logró conservar algunas posiciones en aquellas regiones donde los
liderazgos locales habían desarrollado una labor de gobierno significativa;
igualmente lograron conquistar las tres alcaldías menores del Distrito Capital,
correspondientes a los sectores medios y altos de Caracas. Además pasaron a
formar parte de las fracciones minoritarias del Parlamento.
Por su parte, la
coalición oficial controla la Asamblea Nacional Legislativa, la mayoría de las
gobernaciones y un número significativo de Alcaldías. La oposición carece de
líderes con proyección nacional y de un discurso trascendente. La mayoría de los
gobernantes electos de la oposición no tradicional declararon su disposición a
colaborar con el gobierno central.
La base de la
posición gubernamental respecto al rol del Estado Venezolano, se fundamenta en
los principios fundamentales de libertad, justicia, igualdad, solidaridad,
democracia, responsabilidad social, preeminencia de los derechos humanos, ética,
pluralismo político y participación protagónica popular, establecidos en la
Constitución (ANC, 1999, art. 2,62). Además, parte de la siguiente convicción:
si bien el mercado posee una eficiencia relativa para resolver problemas de
distribución de recursos en el corto plazo, es inoperante para asignar recursos
financieros, técnicos y humanos necesarios en una perspectiva de desarrollo a
largo plazo, así como para la prestación de los servicios sociales necesarios.
En consecuencia,
el gobierno bolivariano no renuncia a la intervención estatal como ente
regulador y redistribuidor de recursos; por la misma razón, la Constitución
consagra el rol del Estado en la dirección de la industria petrolera y de otras
industrias básicas, así como en la redistribución de la renta correspondiente (ANC,
1999, 302), y consecuentemente, el gobierno actual asume responsablemente el
liderazgo del cartel petrolero, en defensa de la estabilidad de los precios.
El gobierno del
presidente Chávez se ha caracterizado por el predominio de la visión de largo
plazo y por la defensa de los intereses de los sectores populares “el soberano”,
que ha impuesto su voluntad en este proceso y ha visto concentrar esfuerzos en
el pago de la denominada “deuda social” de hecho y de derecho, como el
reconocimiento de la deuda laboral por prestaciones sociales, la cancelación de
deudas salariales acumuladas. El incremento de la pensión a los jubilados y su
pago oportuno. Clara evidencia de la conjugación de la visión de largo plazo con
la de corto plazo, ha sido la respuesta dada a la tragedia ocurrida en Vargas en
Diciembre de 1998. Aunque se atiende la necesidad inmediata, no se pierde vista
la construcción de largo plazo, por lo cual la investigación y la planificación
juegan un rol fundamental.
El presidente ha
cuestionado sistemáticamente el neoliberalismo salvaje, cuyos efectos nocivos
han sido reconocidos incluso por estudios del BM y del BID. Al respecto afirma
Vilas (1995: 17-18):
Existe relativo
consenso sobre el impacto nocivo del ajuste neoliberal y de la reforma del
estado sobre las condiciones de vida de amplios segmentos de la población
latinoamericana. Para algunos se trata de un efecto de corto plazo que una
consistente y sistemática aplicación del enfoque permitirá revertir gracias a la
reactivación de las inversiones y del crecimiento; para otros, el deterioro
social es consecuencia e incluso requisito del esquema; para otros más, el
enfoque simplemente agrava las tendencias inerciales del modelo de acumulación
vigente: reducida y precaria generación de empleo, concentración de ingresos,
exclusión social, que son aspectos inherentes a la creciente subordinación de la
economía real a la economía financiera que el ajuste neoliberal involucra.
Cualquiera sea la hipótesis que se adopte, todas ellas coinciden en que el nivel
de vida de importantes sectores de la población trabajadora y de las clases
medias, así como la sobre vivencia de franjas amplias de la empresa
latinoamericana, han sido dos de las más sensibles ‘variables de ajuste’ de las
economías locales a la economía mundial.
El gobierno de
Chávez ha realizado privatizaciones, ha cumplido rigurosamente con el pago de la
deuda externa, así como ha honrado la deuda heredada con el sector privado por
el “draw back”. Igualmente ha ofrecido infructuosamente exoneraciones fiscales a
los empresarios a cambio de empleos generados, los ha incluido en diversas
comisiones y en giras internacionales con miras a la apertura de nuevos campos
de negocios. Por otra parte ha dedicado ingentes recursos al desarrollo de
infraestructura, ha brindado apoyo crediticio público y dedicado esfuerzos a la
negociación con las entidades financieras para bajar las tasas de interés.
La gestión de
Chávez es criticada por los dos extremos: para la derecha es “víctima de la
obsesión igualitaria”, promueve las cooperativas, crea inseguridad para la
propiedad y le atrae el modelo cubano (El Nacional, 13-08-00); según la
izquierda recalcitrante no hace ningún esfuerzo por implantar un modelo radical
socialista.
2. Evolución
del Modelo de Salud Venezolano
Es durante el
siglo XX, cuando el gobierno venezolano asume su su responsabilidad con la salud
de los venezolanos: la Oficina de Sanidad es creada en 1911, en pleno inicio de
la actividad petrolera, mientras el Ministerio correspondiente se crea tan solo
en 1936, después de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez y ocho años más
tarde el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. El derrocamiento de Pérez
Jiménez, el dictador de mediados de siglo y el advenimiento de la democracia a
comienzos de los años 60 genera una ampliación de los servicios, especialmente
de educación y salud, como estrategia consensual ante el auge de las luchas
populares y por la profundización del modelo de sustitución de importaciones, o
de economía hacia adentro, que requería ampliar la capacidad para el consumo
interno.
Los cuatro
modelos de atención de la salud desarrollados progresivamente, fueron:
a) Modelo de
atención amplia y libre acceso, que incluye los servicios de malariología y
saneamiento ambiental financiado básicamente con recursos fiscales; la
infraestructura de atención constituía en la década de los ochenta una de las
mayores de América Latina, con una capacidad de 2,7 camas por cada mil
habitantes. Los hospitales y ambulatorios públicos funcionaron gratuitamente
durante la primera época democrática, pero al iniciarse la crisis a comienzos de
1980 fueron estableciendo modalidades de recuperación de costos por servicios
prestados, así como fundaciones por especialidades que actúan como clínicas
privadas dentro de la infraestructura pública.
b) Modelo de
atención de acceso restringido, correspondiente al Seguro Social y diversas
instituciones similares de previsión social para grupos específicos de
trabajadores, logrados en los convenios laborales. El Seguro Social ha sufrido
diversas crisis, producto tanto de la corrupción como de la evasión del pago por
parte de los empresarios.
parte de los empresarios.
c) Modelo de
atención privada, de carácter empresarial, según demanda y pago por servicios
prestados, correspondiente a las clínicas, que también han sufrido los embates
de la crisis.
d) Modelo de
medicina prepagada y seguros de hospitalización: que prestan servicios directos
a los afiliados o bajo contratos con clínicas privadas, los cuales han crecido a
medida que se deterioran los servicios públicos y se encarecen los servicios de
las clínicas.
En los años
noventa, la crisis económica, política y fiscal, así como las presiones de los
organismos multilaterales empujaron hacia una reforma general de la
administración pública, cuyas características fundamentales serían la
administración tecnocrática basada en la eficiencia, la privatización y como
medida previa, la descentralización (Ochoa Henríquez, 1996). Esta reforma se
inició en aquellas instituciones vinculadas directamente a la economía, vale
decir: empresas del estado, organismos tributarios, puertos, aeropuertos, etc.
La reforma del
sistema venezolano de salud se inicia con la descentralización; es un proceso
que lleva más de una década sin resultados integrales, desarrollado en un clima
de confrontación social e inestabilidad política.
La reforma
propuesta e iniciada a mediados de los noventa incluía los siguientes aspectos
(Rondón Morales, 1996,32, 169):
a) Cambio del
nombre de Ministerio de Sanidad y Asistencia Social por el de Ministerio de
salud, para eliminar el carácter formal asistencialista.
b) Crear un
Consejo Nacional de Seguridad Social y Salud.
c) Reducir la
intervención del Estado en la prestación de los servicios
d) Establecer
tres modelos de gestión seriamente competitivos, que ofrezcan planes
obligatorios de salud: modelo público abierto con sistemas de recuperación de
costos, modelo de seguridad social de acceso restringido y modelo privado.
e) Sustituir el
financiamiento a la oferta por el financiamiento a la demanda.
f) Convertir los
hospitales y otros establecimientos públicos en empresas sociales del Estado,
condición para la autonomía institucional.
g) Desarrollar un
sistema escalonado de tarifas y un mecanismo estratificado de costos a
subsidiar.
h) Reducir el 75%
del personal obrero y administrativo no productor de servicios de salud.
Como puede
observarse, a los diferentes elementos de la propuesta subyacen las
características de los modelos privatistas y el énfasis en la eficiencia,
promovidos por los organismos multilaterales, sin definiciones claras de un
sistema integral; esto responde a la política de desarrollo progresivo de los
cambios, sin recurrir a políticas de shock que puedan generar resistencias
organizadas.
El segundo
gobierno de Rafael Caldera, motivado por la crisis fiscal y por la presión de
los organismos multilaterales conforma una Comisión Tripartita (Ejecutivo,
Fedecámaras y Central de Trabajadores) para proponer las reformas en dos
sistemas vitales: el de prestaciones sociales y el de seguridad social. El
proceso de concertación entre cúpulas, fue dominado por la representación
empresarial y se realizó carente de consulta, discusión e información a la
nación.
Los acuerdos
básicos son entregados en marzo de 1997 y tres meses después se promulga la
reforma parcial de la Ley Orgánica del Trabajo, con la cual se elimina la
retroactividad de los beneficios laborales por antigüedad y cesantía, un mes por
año de servicios que se calculaba en base al último salario; se sustituye por el
pago de cinco días por mes, de acuerdo al salario vigente en cada mes. Esta
modificación en el régimen laboral constituye el cambio fundamental para la
modernización tanto en el sector público como en el
privado, por cuanto reduce significativamente el costo del despido, facilitando la flexibilización de los contratos laborales..
privado, por cuanto reduce significativamente el costo del despido, facilitando la flexibilización de los contratos laborales..
En diciembre del
mismo año (1997) se promulga la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad Social
Integral (LOSSSI), que establece los aspectos básicos de la reforma, dejando
importantes vacíos y contradicciones legales, que condujeron a su violación en
el desarrollo de los instrumentos legales correspondientes a los diferentes sub-sistemas.
Por ejemplo, la Ley que regula el subsistema de salud elimina el carácter
universal, la afiliación única, la prestación de servicios no sujetos a
contribución, entre otros. Además, mientras los empresarios de la salud
consideran insuficientes las contribuciones estipuladas, los trabajadores
afirman que el sistema resulta excesivamente costoso.
Por otra parte,
las condiciones de pobreza (80%), desempleo y precariedad del mercado laboral,
impiden la aplicación de la LOSSI como sistema general de seguridad social para
toda la población. Sin embargo, en todo caso, el contenido mismo de los
instrumentos legales que regulan la salud, no se orienta a constituir un sistema
de salud sino a la desintegración de las potenciales partes del mismo. Incluso
elimina la Institución del Seguro Social, existente desde 1944, sin precisar un
ente que la sustituya.
Al margen de la
reforma de los instrumentos legales, las únicas reformas que se han efectuado en
la práctica están vinculadas a:
a) A la
iniciativa de las regiones, de conformidad con el avance de la descentralización
y con su grado de compromiso político con un proyecto alternativo o con el
modelo neoliberal
b) A los
convenios de cooperación técnico - financiera con el BID y el BM.
En el primer
caso, destacan experiencias como la del estado Aragua, que ha estado ensayando
una modalidad de atención integral, con estrategias de intervención
correspondientes a la prevención primaria (actuar sobre factores de riesgo) y
prevención secundaria (tamizaje de población sana o búsqueda de enfermos en
etapa subclínica) con el objetivo de reducir la morbilidad y mortalidad y
consecuentemente, mejorar la calidad de vida. Al respecto, el momento clave de
intervención es el encuentro con el paciente en el
nivel de atención primaria (López, 1999, 41-42)
nivel de atención primaria (López, 1999, 41-42)
La consulta se
realiza considerando las condiciones específicas de prevención necesarias de
acuerdo al riesgo posible según el caso, independientemente del motivo de la
consulta: control prenatal, citología, pesquisa de diabetes, hipertensión,
albúmina, descarte de sífilis, exámenes básicos de laboratorio, despistaje de
riesgos laborales, etc. (López, 1999, 50). Lo anterior implica una consulta de
mayor duración que la normal, lo cual demanda mejorar sustancialmente la
relación médico / población, y dotar los centros de atención primaria de los
recursos técnicos necesarios, especialmente cuando hablamos de ambulatorios
rurales o situados en la periferia de las ciudades.
Los esfuerzos
estandarizadores de la reforma han sido promovidos por los organismos
multilaterales, con la ejecución de los préstamos; los otorgados por el Banco
Mundial (BM 3538) estaban condicionados a priorizar los servicios de salud que
serían financiados por el Estado, mejorar la cultura en salud de los ciudadanos
y mejorar la relación costo beneficio de los sistemas de salud, y por lo tanto,
aumentar la productividad de los recursos humanos, valiéndose de la
capacitación, así como de sistemas de contratación y remuneración de personal
vinculados al rendimiento. Lo anterior implica que algunos servicios no serán
financiados por el estado y por lo tanto, su prestación estará sujeta a la
recuperación del costo correspondiente, o serán transferidos de hecho al sector
privado. Por lo tanto, el BM exige la realización de análisis de costos, el
desarrollo de alternativas financieras para cubrir costos en los centros de
salud públicos y finalmente, el uso de formas no salariales de contratación del
personal de salud, especialmente a través de microempresas.
La Propuesta de
Reforma de los Servicios de Salud para el estado Zulia, que desarrolla el
Proyecto Salud, destina el Capítulo VI al “Sistema de Microempresas” y establece
que Fundasalud, como dirección administrativa financiera del sistema, contratará
microempresas de servicios para atender las ocho redes en las cuales se
distribuye geográfica y administrativamente el Sistema Regional de Salud. Dichas
microempresas prestarán cinco (5) tipos de servicios: cuidados primarios de
salud, cuidados hospitalarios, administración, mantenimiento y abastecimiento (SRSZ,
s/f).
El Proyecto no
explicita los mecanismos de funcionamiento ni de contratación o asignación de
las microempresas a las unidades de servicios de salud. Sin embargo, al
describir los procedimientos de atención declara taxativa y escuetamente que “no
habrá indemnización (pago del servicio) por parte del Fondo Regional de Salud si
no se cumplen los procesos de evaluación, referencia y contrarreferencia del
paciente” (SRSZ, s/f, 45). Se deduce que el pago a las microempresas será en
proporción a los servicios prestados, lo cual implica el mecanismo de
financiamiento a la demanda, en contraposición al sistema anterior de
financiamiento presupuestario global a los centros de atención que ofertaban
servicios de salud sin ejercer ningún control de desempeño. El modelo basado en
microempresas se está ejecutando exitosamente en algunos hospitales y
ambulatorios nuevos o reestructurados.
De lo anterior se
deduce claramente la intención de privatizar los servicios de salud. Por lo
tanto, la reconversión laboral exigida por el BM implica la flexibilización de
las relaciones de trabajo, convirtiendo a los actuales asalariados en
microempresarios que obtendrán contratos como personas jurídicas para
responsabilizarse por un aspecto determinado del servicio; esto reproduce
prácticas que ya tienen más de una década en algunas clínicas privadas, en las
cuales por ejemplo, el servicio de emergencia, el laboratorio, el servicio de
enfermería quirúrgica, etc., son atendidos por microempresas. De esta forma los
respectivos equipos humanos que conforman cada microempresa deben organizarse y
controlarse recíprocamente para cumplir las guardias necesarias y asumir el
trabajo asignado; los trabajadores convertidos en microempresarios reciben una
retribución global que ellos mismos deben distribuir, haciendo las previsiones
para seguridad social, vacaciones, etc. En algunos casos sus ingresos dependen
del tipo y volumen de los servicios prestados, es decir, remuneración según
productividad.
En el caso del
Banco Interamericano de Desarrollo, el 25% del préstamo asignado corresponde a
un convenio de cooperación técnica que financiaría el desarrollo de leyes,
reglamentos, modelos, diagnósticos y planes actuariales, económicos,
financieros, organizacionales y de mercado. El centro de interés estaba en la
descentralización y reestructuración con miras a la racionalización del gasto,
lo cual conduciría a ampliar la cobertura, la calidad y la equidad, pero
especialmente subyace la creación de las condiciones necesarias para la
privatización de la salud.
Como puede
observarse, el BM y el BID actúan complementariamente: el primero en la
ejecución concreta de las reformas, conjuntamente con la asesoría técnica de la
OPS y el segundo en el desarrollo jurídico institucional. Sin embargo, no puede
negarse el rol jugado por organismos como el CLAD, especialmente en la difusión
de modelos modernizadores.
Las reformas
promovidas por los organismos multilaterales continuaron ejecutándose en las
regiones durante el primer año y medio de gestión del Presidente Chávez, con el
respaldo de los gobiernos locales. Concluido el proceso constituyente el derecho
a la salud queda consagrado en los siguientes términos (ANC, 1999, 83-86):
La salud es un
derecho fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del
derecho a la vida ... (para lo cual) ejercerá la rectoría y gestionará un
sistema público nacional de salud, de carácter intersectorial, descentralizado y
participativo, integrado al sistema de seguridad social, regido por los
principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad, integración
social y solidaridad ... dará prioridad a la promoción de la salud y a la
prevención de las enfermedades, garantizando tratamiento oportuno y
rehabilitación de calidad.
Los bienes y
servicios públicos de salud son propiedad del Estado y no podrán ser
privatizados. La comunidad organizada tiene el derecho y el deber de participar
en la toma de decisiones sobre la planificación, ejecución y control de la
política específica en las instituciones públicas de salud.
El financiamiento
del sistema público de salud es obligación del estado ... El Estado garantizará
un presupuesto para la salud, que permita cumplir con los objetivos de la
política sanitaria ...
El Estado tiene
la obligación de asegurar la efectividad del derecho a la seguridad social (de
la cual forma parte la salud), creando un sistema de seguridad social universal,
integral, de financiamiento solidario, unitario, eficiente y participativo, de
contribuciones directas o indirectas. La ausencia de capacidad contributiva no
será motivo para excluir a las personas de su protección.
Como puede
observarse, el articulado legal establece simultáneamente la gratuidad del
servicio y el financiamiento solidario, cuestión que ameritará precisiones en
los instrumentos legales que desarrollen el Texto Constitucional.
Relegitimados los
poderes públicos según la nueva Carta Magna, a finales de julio del 2000, el
gobierno bolivariano se concentra en tareas vitales, entre ellas la
reconstrucción económica, la seguridad ciudadana y la seguridad social. Para
ello fueron designadas las respectivas comisiones de alto nivel, las cuales
disponen de tres meses para entregar las respectivas propuestas, incluyendo los
proyectos de Ley necesarios.
La Comisión de
seguridad social es presidida por el Vicepresidente Isaías Rodríguez y tiene
como responsabilidad diseñar un sistema propio, en función de nuestras
características, partiendo de asumir que la rectoría la tiene el Estado, tal
como lo establece la Constitución Bolivariana.
Como primera
medida la Comisión se propone realizar un foro internacional para conocer los
modelos que pueden servir de base, en particular los de Uruguay, Colombia,
Chile, Argentina y México, de América Latina, y los de España y Francia de
Europa. Como concepción básica prevalece la idea de construir modelos propios,
de acuerdo con las enseñanzas de Simón Rodríguez (maestro de Simón Bolívar), una
de las tres raíces ideológicas de los bolivarianos: “La América Latina es
original; originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales
las formas de fundar unas y otras. ¡O inventamos o erramos!”
Dados los niveles
de autonomía desarrollados por las regiones a raíz de la descentralización (como
veremos en la siguiente sección), el modelo de salud a proponer, además de su
adecuación a las características nacionales, debe ser suficientemente flexible
para adaptarse a las condiciones particulares de cada región, en lo político
administrativo, en lo económico y en lo social.
La flexibilidad,
así como la pertinencia, deberán ser garantizadas por la participación en el
diseño. En ese sentido, el gobierno bolivariano ha facilitado y potenciado el
desarrollo de las formas incipientes de participación que ya existían, las
cuales no se agotan en los referenda, y son consagrados en el capítulo sobre
derechos políticos de la Constitución (ANC,1999).
Justamente una
característica fundamental del gobierno bolivariano es la promoción de la
participación ciudadana en sus diferentes manifestaciones, tanto por la vía
plebiscitaria como la correspondiente a las comunidades organizadas. Sin
embargo, ha roto la tradición de negociación tripartita propia del sistema
corporativo y enfrentado sistemáticamente a las cúpulas sindicales de los
partidos tradicionales, especialmente de la socialdemocracia. Pero como
contrapartida, este gobierno ha hecho importantes concesiones directas a la
clase trabajadora.
La Comisión
Legislativa Nacional, cuyas funciones transitorias finalizaron el 10 de agosto,
dejó una experiencia dialógica con la sociedad civil, que será retomada y
profundizada por la Asamblea Nacional Legislativa; su actuación se centrará en
el funcionamiento de comisiones especializadas que utilicen mecanismos
permanentes de diálogo con la sociedad civil organizada.
De igual forma,
la comisión responsable de elaborar la propuesta básica inicial de seguridad
social se compromete a facilitar la participación, aun cuando la misma depende
del propio interés de los sectores organizados. En tal sentido, CONSALUD, la
Coordinadora Nacional de Participación Comunitaria en Salud está promoviendo la
realización de talleres y foros regionales con apoyo de las Universidades, para
discutir y aportar a la propuesta de seguridad social.
3.
Centralización Vs. Autonomía Regional
Para la reforma
de la administración pública jugó un papel fundamental la descentralización
política y administrativa. A raíz de la revuelta popular de 1989 el Congreso
Nacional aprueba como medios para recuperar la legitimad cuestionada por este
evento y el malestar nacional frente a la represión desatada, dos instrumentos
legales clave: la ley de descentralización y la ley de elección y remoción de
alcaldes y gobernadores.
Ahora bien, la
descentralización afecta la división vertical del trabajo, en tanto implica
transferir poder de arriba hacia abajo en la estructura decisoria y de control
político y administrativo. Pero, desde otra perspectiva, la descentralización
así como la privatización constituyen un “proceso de ruptura y reconstitución
del orden social, en el cual cada grupo busca imponer sus propias prioridades
... individuos y grupos son reubicados en la estructura social, y deben tomar
conciencia de su nuevo lugar, para reinsertarse como sujetos políticos,
económicos y sociales y asumir los nuevos retos” (Medellín Torres, 1994,75).
Por lo anterior,
la descentralización ha generado conflictos entre el gobierno central y las
regiones, especialmente cuando los respectivos gobernantes pertenecen a toldas
políticas diferentes. Sin embargo, mientras el poder se repartió entre los dos
partidos mayoritarios firmantes del Pacto de Punto Fijo las tensiones no se
agudizaron. Distinta es la situación que se configura con el triunfo de Chávez
en 1998: los gobernadores de los partidos tradicionales e incluso el de su
propio compañero de luchas Arias Cárdenas, y el de un miembro del Polo
Patriótico (coalición que apoyó su candidatura) mantuvieron políticas regionales
en contradicción abierta o soterrada con el gobierno central. La correlación de
fuerzas entre el gobierno central y los gobiernos regionales se hace más
coincidente después de la relegitimación de poderes realizada a finales del
pasado mes de julio.
El actual
Ministerio de Salud y Desarrollo Social no renuncia a la rectoría, especialmente
en cuanto asignación de parte del financiamiento, establecimiento de normas y
vigilancia epidemiológica nacional. Sin embargo, el conflicto regiones/centro,
en el caso del sistema de salud condujo en algunos casos a la existencia de una
doble dirección regional y consecuentemente al incremento injustificado del
personal. Por ello el Ministerio convocó recientemente a los gobernadores a
constituir una sola Dirección Regional de Salud y Desarrollo Social, pudiendo
conservar otra denominación si ya está institucionalizada, como Corporación o
Institución de Salud. (El Nacional, 8-8-00).
La
descentralización, con su consecuencia lógica de autonomía relativa de los
gobiernos regionales, ha generado el mayor avance de la reforma de la
administración pública y específicamente de las reformas en salud; esto ha
permitido una importante diferenciación en los enfoques desarrollados, los
cuales están vinculados al modelo ideológico dominante en cada región: desde las
tendencias eficientistas francamente privatizadoras, ligadas al modelo
neoliberal, hasta la preocupación efectiva por la prevención y el énfasis en una
atención integral de calidad con participación comunitaria, propios de los
sectores con mayor compromiso social. En ambos casos destaca la modernización de
los sistemas de información, por supuesto, con distintos centros de interés: en
el primer caso, poniendo mayor atención en los registros de costos y en el
segundo en las historias médicas y el registro estadístico con fines de
vigilancia epidemiológica.
Considerando el
acontecer regional, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social alerta a los
gobernadores a “no estimular desviaciones privatizadoras por anti-Constitucionales.
Lo importante es construir un Sistema Intergubernamental de Salud (SIS) fuerte,
que enlace lo mejor posible los distintos niveles entre sí, nacional, estadal,
municipal y comunitario, cada uno cumpliendo atribuciones concurrentes ...
poniendo énfasis en la promoción de una salud integral, el saneamiento básico
ambiental, la prevención y la medicina anticipatoria
(diagnóstico y tratamiento precoz) ...” (El Nacional, 8-8-00).
(diagnóstico y tratamiento precoz) ...” (El Nacional, 8-8-00).
Conclusiones
La coyuntura
política venezolana, expresada por el gobierno bolivariano dirigido por el
Presidente Chávez, relegitimado recientemente, constituye una oportunidad para
el desarrollo de un modelo de salud con predominio del compromiso social, donde
prevalezcan los principios de universalidad, solidaridad, equidad, integralidad
y prevención.
Sin embargo, como
limitaciones a esta posibilidad, debe destacarse el peso de los compromisos
contraídos por el país con los organismos multilaterales, cuyas orientaciones ya
han sido puestas en marcha en varias regiones.
Igualmente, no es
descartable el peso de las relaciones estado - sindicatos, por la experiencia
negativa que significa la negociación con una multiplicidad de organizaciones, y
la pesadez del aparato burocrático enquistado en las instituciones de salud.
Esto favorece la tendencia a la introducción de microempresas en la prestación
del servicio, mecanismo al cual subyace la presión por la eficiencia y
colateralmente la posibilidad real de introducir modalidades de recuperación de
costos, que atentan contra la gratuidad del servicio para los sectores más
empobrecidos de la población.
La calidad,
pertinencia y flexibilidad del modelo a diseñar depende del grado de discusión y
participación que se logre realizar, lo cual está vinculado tanto a los niveles
de organización que hasta el momento se han alcanzado, y los que el mismo
proceso pueda impulsar, como al compromiso intelectual de los equipos de
investigadores en la materia. La oportunidad es muy valiosa para la sociedad
civil organizada, para la Universidad, y en general, para el pueblo venezolano.